Debido a las propiedades inherentes de su material a base de silicio, células solares monocristalinas son algo vulnerables al choque mecánico o la vibración. El silicio es un material duro y frágil. Aunque tiene una alta eficiencia y estabilidad de conversión fotoeléctrica, su resistencia al impacto es relativamente limitada. Especialmente bajo un impacto físico de alta intensidad, las células solares monocristalinas pueden ser agrietadas o dañadas, lo que puede conducir a una disminución significativa en la potencia de salida de la batería o incluso una falla completa.
Para mejorar la resistencia mecánica de las células solares monocristalinas, los sistemas fotovoltaicos modernos a menudo usan tecnología de envasado de múltiples capas. Las células solares generalmente están incrustadas en vidrio templado fuerte u otros materiales transparentes que absorben efectivamente los impactos externos y protegen la superficie celular del daño. La capa protectora no solo evita que los escombros dañen el interior de la batería, sino que también alivia el impacto directo de la presión externa en la batería hasta cierto punto. Además, algunos módulos fotovoltaicos están encapsulados con películas de plástico para aumentar la flexibilidad y la resistencia al impacto de los módulos.
Cuando se instalan, los módulos de células solares generalmente se refuerzan con marcos de metal, que no solo proporcionan soporte estructural, sino que también evitan aún más daños a las células por vibraciones externas o impactos físicos. Un sistema de soporte razonable y un método de instalación estable son cruciales para garantizar la seguridad y la durabilidad de la batería. Factores como el ángulo de instalación y la posición del módulo de células solares y el material del marco de soporte afectarán su resistencia al terremoto. Por lo tanto, al diseñar e instalar sistemas solares fotovoltaicos, además de centrarse en el rendimiento de la batería en sí, los factores ambientales y el posible estrés mecánico también deben tenerse en cuenta.
Durante el transporte, los módulos de células solares monocristalinas requieren una atención especial para evitar vibraciones e impacto severos. Los módulos de células solares generalmente requieren el uso de materiales de envasado profesional, como espuma, bolsas de aire, soportes antisísmicos, etc., para evitar daños en los módulos debido a la colisión o las condiciones de transporte inestables durante el transporte. Especialmente en el transporte de larga distancia y los entornos duros, los módulos deben estar más cuidadosamente protegidos para evitar daños a la batería debido a un funcionamiento inadecuado durante el transporte.
En aplicaciones prácticas, la resistencia al terremoto de los módulos de células solares también está estrechamente relacionada con el entorno en el que se utilizan. Por ejemplo, en áreas con tormentas de arena pesadas, terremotos frecuentes o diferencias de gran temperatura, los sistemas fotovoltaicos requieren un soporte de mayor resistencia y diseños de refuerzo para resistir el choque y la vibración en el entorno natural. En un entorno más estable, los módulos fotovoltaicos de diseño estándar son suficientes para hacer frente a las presiones externas generales.
Aunque las células solares monocristalinas tienen una resistencia de impacto limitada, muchos fabricantes están trabajando para mejorar la durabilidad de las células fotovoltaicas a medida que avanza la tecnología. Al optimizar la tecnología de envasado, el uso de materiales protectores más fuertes y mejorar el diseño de la batería, las células solares monocristalinas futuras pueden tener una resistencia más fuerte al choque y la vibración, mejorando aún más su adaptabilidad en entornos complejos y hostiles. 33