El proceso de producción de paneles solares policristalinos impacta su huella ambiental de varias maneras, desde el abastecimiento de materias primas hasta el consumo de energía y la generación de residuos.
Materia prima: Los paneles solares policristalinos están hechos de silicio, que es abundante pero requiere un proceso de purificación de alta energía. El silicio debe calentarse a altas temperaturas para alcanzar la pureza necesaria para la producción de células solares.
Proceso que consume mucha energía: aunque la producción de paneles policristalinos consume ligeramente menos energía que los paneles monocristalinos, todavía tiene una huella energética notable. La energía utilizada a menudo depende de la combinación energética del lugar de fabricación, lo que afecta las emisiones totales de carbono asociadas con la producción de paneles.
Proceso con menor desperdicio: a diferencia de los paneles monocristalinos, que requieren cortar cristales de silicio individuales y generan desechos, los paneles policristalinos se producen fundiendo múltiples fragmentos de silicio. Este proceso genera menos desperdicio de silicio. Potencial de reciclaje: la fabricación de células policristalinas genera menos silicio inutilizable, y las mejoras en la eficiencia de la producción significan que los desechos a veces se pueden reciclar para convertirlos en nuevos paneles u otras aplicaciones.
Consumo de agua: Las etapas de purificación y corte requieren una cantidad significativa de agua, lo que puede agotar los recursos, especialmente si se produce en regiones donde la escasez de agua es una preocupación.
Productos químicos y toxinas: el proceso a menudo implica productos químicos para limpiar y tratar las obleas de silicio, incluido el ácido fluorhídrico, que puede representar riesgos ambientales si no se maneja de manera responsable. El tratamiento y la eliminación adecuados de los residuos son esenciales para evitar la escorrentía tóxica hacia los ecosistemas circundantes.
Período de recuperación de la energía: a pesar de la huella de carbono inicial de la producción, los paneles solares policristalinos tienen un tiempo de recuperación de la energía relativamente corto, a menudo de solo 1 a 3 años. Esto significa que el panel generará el equivalente a la energía utilizada en su producción en unos años, tras lo cual proporcionará energía limpia con un impacto ambiental general reducido.
Menores emisiones durante su vida útil: a lo largo de su vida útil, los paneles policristalinos reducen significativamente las emisiones de carbono en comparación con los combustibles fósiles, compensando las emisiones generadas durante la producción y generando un beneficio ambiental neto.
Si bien los paneles solares policristalinos tienen un impacto ambiental inicial debido al uso de energía, el manejo de productos químicos y el consumo de recursos, sus métodos de producción son generalmente más eficientes en recursos que los paneles monocristalinos. Durante su vida operativa, ofrecen un impacto ambiental positivo a través de la generación de energía renovable y un desperdicio de material relativamente bajo, aunque las mejoras en el reciclaje podrían mejorar aún más su sostenibilidad.